Ya no temo de la noche sus misterios
ni a la cruel incertidumbre cotidiana
ni a la cuerda insensatez por mis delirios
de un incierto devenir cada mañana.
Ya no veo el vacío en medio vaso
ni pesares tediosos por la suerte mía,
ni un epílogo obligado en el ocaso
ni lo más negro de la noche fría,
no hay ausencia de luz en tu regazo
y en las puestas de sol, bajo tu abrazo,
se iluminan mis noches, …cada día.
Negomorey 3 / julio/ 2011
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